ACTUALIDAD.

Esta carta va dirigida a todos los Abdul, Hakim, Ibrahim, Karim, Lamine, Gamal y un largo etcétera de niños y adolescentes provenientes de diferentes países del continente africano que, sin ellos ser conscientes, han ayudado a poner una nota de optimismo democrático e inclusivo en nuestras instituciones.

Gracias a todos ellos.

Sin embargo, lamento tener que deciros que no lo vais a tener fácil en ningún sentido. Llegar a ser un Nico Williams o Lamine Yamal es un sueño que solo van a poder cumplir algunos afortunados, provengan del lugar que provengan, que han estado en el lugar adecuado en el momento oportuno, porque aquello del esfuerzo es uno de los mensajes que el capitalismo repite como un mantra, pero que en realidad es una falacia.

Entiendo que la decisión de salir de vuestros países viene dada por muchas y muy variadas circunstancias, que hacen que no sean lugares seguros para crecer y mucho menos para poder tener unas mínimas condiciones de vida… Guerras, violencias, gobiernos autocráticos y/o corruptos, cambio climático… Circunstancias todas ellas no exentas de haber sido promovidas/mantenidas/condicionadas por otros gobiernos del llamado primer mundo, para seguir manteniendo su estatus sin importarles ni un bledo lo que puedan haber generado en la población local…

Para que luego, esos gobiernos hipócritas que han extraído riquezas, generado tensiones diplomáticas, esquilmado recursos, y, por qué no decirlo, llenándolos de sus basuras, se laven las manos como Pilatos a la hora de poner solución a tanto desastre social, económico y climático.

Y esto es lo que os encontráis al llegar a nuestras costas: desapego, odio fomentado por los mensajes que circulan libremente por redes, racismo institucional, crisis internas, ideas random (aquella memorable de hace pocos días en nuestro país, sin ir más lejos, de sacar a los buques de la armada para evitar que se acerquen las pateras a nuestras costas).

En fin, todo un cúmulo de situaciones absurdas que ponen en evidencia, una vez más, todo el trabajo que tenemos por delante para mejorar, de verdad (no con la boca pequeña y poniendo parches de emergencia), las condiciones que se deben ofrecer a quienes, tras poner en peligro sus vidas, llegan a nuestros países (sí, esos que en realidad os necesitan, aunque no quieran reconocerlo) con la idea de realizar ese sueño, tan lícito, que es el de tener una vida digna.

Esas condiciones tienen que ver con los recursos económicos, dotacionales y humanos destinados a ellas, porque de lo contrario os encontráis con espacios que en demasiados casos no reúnen los requisitos mínimos; con educadores y educadoras sociales desbordadas por los incrementos de ratios sin poder ejercer su profesión de la manera adecuada; y sin la liquidez suficiente para hacer frente a las necesidades…

Queda patente que es necesario hacer un esfuerzo, tanto desde los gobiernos como desde las entidades y la ciudadanía, para que se garanticen vuestros Derechos Humanos y revertir tanto discurso de odio que circula libremente para poder desestigmatizar a todas las personas que, buscando la dignidad, llegáis aquí.. n”

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