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Presentación. Comité Científico

Autoría:

Guillermo Domínguez Fernández. Presidente del Comité Científico

Palabras clave

 

La propuesta de la Presidencia del Comité Científico del VII Congreso comunicada por la Junta de Gobierno de COPESA supuso para mí un reconocimiento a una trayectoria profesional y personal en la lucha por la convivencia natural y necesaria entre la Universidad y la profesión de la Educación Social. Para mí fue el broche de oro de una etapa profesional y personal. Les agradezco a todos y a todas, esta deferencia que me llenó de satisfacción.

Desde que tomé posesión como Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Pablo de Olavide, en el año 2007, y me correspondió, en el marco del proceso de Bolonia, dirigir la elaboración de los planes de estudios del Grado de Educación Social, entre otros, desde el primer momento tuve conciencia que estas memorias de verificación de los títulos deberían llevar el sello de validación de expertos y expertas en educación y educación social, pero, sobre todo, del Colegio Profesional, en este caso el del Colegio Profesional de Educadoras y Educadores Sociales de Andalucía.

Por ello, durante todo el proceso de elaboración, y posteriormente con su puesta en marcha, al menos una vez al año, íbamos analizando la evolución de los planes, hasta que en el 2014 fuimos de las primeras facultades que validamos la renovación de la Acreditación de Grado en Educación Social. De este trabajo en equipo entre la Facultad y el Colegio Profesional, además de la validación de los planes, se propusieron y surgieron diferentes propuestas de espacios formativos como jornadas, charlas y coloquios, que se desarrollaban en el marco del Convenio de colaboración existente entre la UPO y CoPESA. Estas acciones tenían como objetivo dar a conocer la existencia de un colegio profesional entre el alumnado, la realización de las mismas nos llevaron establecer otros convenios para facilitar las prácticas del alumnado, donde el Colegio profesional podía ejercer de mediadores en el proceso de las prácticas externas del alumnado, lo que nos ayudó a trabajar como un solo equipo con un frente común: potenciar la educación social como título y como profesión.

De esta forma llevé esta misma filosofía como responsable de la titulación de Educación Social de la Comisión Permanente de la Conferencia Estatal de Decanos desde el 2012 al 2015 con el objetivo de poder abrir cauces de comunicación que facilitaran el contacto entre el ámbito académico y la profesión.

A partir de esos momentos nos pusimos en marcha con numerosas reuniones, teniendo en cuenta en todo momento las diferentes propuestas y aportaciones de los distintos Colegios, de profesionales del ámbito y del Consejo de Colegios. Así, fuimos estructurando el mapa de desarrollo del congreso, como un puzle, en el que intentamos que cupiese todo y todo tuviese sentido dentro de la filosofía planteada, como se puede ver y desarrollaremos más adelante. Para mí ha sido una gran oportunidad de aportar a nivel nacional algo por la profesión y, sobre todo, de aprender mucho. Este año de andanza con la élite de los profesionales de Educación Social me ha ayudado a conocer mucho más la profesión en sus claros y oscuros, así como a completar y mejorar mis conocimientos para desarrollar mis clases y formar mejor a los futuros educadores y educadoras sociales, tomando contacto con expertos y expertas que se caracteriza por su gran compromiso y vivencia, en el día a día, y en la trinchera social del desarrollo de su profesión como su propia superación personal.

Desde el primer momento en el Comité Científico se configuró un grupo cuyo objetivo era posibilitar la participación e implicación de todos y todas, pudiendo conseguir que fuera un congreso de referencia para la profesión.

En la primera reunión de diciembre ya se llevó una estructura desde la coordinación de lo que esperábamos que debiera ser el congreso y sobre ella se fueron recogiendo aportaciones para darle sentido y rellenarlo con temas y nombres. La configuración de este comité donde había varios decanos y decanas de facultades de educación, profesorado y además colegiados y colegiados, referentes a nivel nacional de las diferentes comunidades autónomas, generó un equipo variopinto con intereses diferentes, pero que poco a poco fueron construyendo un cuerpo común. Este equipo rico por su diversidad también demostró la complejidad de darle unidad desde la diversidad, sobre todo entre los y las colegiadas y el ámbito universitario, a veces con otras visiones distintas, como es lógico.

La denominación de “A más educación Social más ciudadanía” y el binomio de ciudadanía crítica y empoderamiento de la profesión eran dos ejes perfectos para poder construir desde la ideología social y la reivindicación la identidad de la educación social en esta nueva etapa. Lástima que un congreso sea tan corto y espero que estas actas posibiliten esa difusión que se merece esta línea de pensamiento.

El esquema que propusimos intentaba definir y diferenciar tres momentos concretos: a) La apertura del congreso a cargo de Antonio Novoa, ex Rector de la Universidad de Lisboa y candidato a la presidencia del gobierno de Portugal, que centró el tema del congreso identificando la educación social, como un instrumento para desarrollar la ciudadanía impulsora de la transformación y el empoderamiento de la profesión. Su ponencia ¿Contribuye la Educación Social a la Construcción de la Ciudadanía y a los Procesos de transformación social que exige el S. XXI? sirvió como paraguas a desplegar para hacer de introducción a los temas-ejes articuladores de todo el congreso, consensuados por el comité científico, comité organizador y Consejo de Colegios.

Los cuatro ejes-dialogo del desarrollo del congreso fueron: 1) Eje-diálogo, (re) pensar la profesión: historia, identidad y deontología, que se centraba sobre todo en definir en la situación actual, cuál es el sentido de ser educador/a social; 2) Eje-diálogo, esta(r) de la educación social: la profesión hoy, que se centraba, sobre todo, en lo que define y diferencia a la profesión de educación social; 3) Eje-diálogo, (re)hacer la educación social, ciudadanía crítica y transformación social, ocupándose de cómo redefinir el rol de la profesión de acuerdo a las nuevas demandas sociales y políticas; 4) eje-diálogo, (r)evolucionando las emociones, malestares y mejoras, definiendo cómo se siente la profesión como una profesión de compromiso personal y social en la crisis actual y el contacto con la marginación y sus éxitos y frustraciones.

Además se desarrollaron en diferentes sesiones espacios para que la profesión pudiese ponerse en contacto, intercambiaran experiencias, prácticas, reflexiones y otros aspectos importantes en la profesión como fueron: mesa profesional, comunicaciones, espacios de la profesionalización, ejes transversales (mesas de confluencia), intercambios de experiencias y talleres, además de los póster presentados por profesionales que querían mostrar quienes son y qué hacen, o simplemente lo que piensan.

Desde el Consejo General de Colegios se desarrolló paralelamente un “Diálogo de la profesión y la red profesional” donde profesionales expertos realizaron una reflexión sobre la situación y los retos de la profesión.

El trabajo del congreso se articuló a través de estos ejes-diálogos, y se plantearon los temas desde la diversidad y la apertura de temática a la convergencia, con el fin de considerar, en el acto de clausura, las conclusiones como fruto del debate y del consenso. Esto generó un mensaje final con fuerza desde el Consejo General de Colegios de Educadoras y Educadores Sociales, pero con amplia difusión en la sociedad, en la prensa, en los colectivos, en las universidades y en la formación de los futuros educadores y educadoras sociales. El diálogo final se centró en las valoraciones y compromisos de la Educación Social con la Ciudadanía.

Este planteamiento se puede ver de forma gráfica en el esquema que a continuación se desarrolla:

Sin embargo quizás el intento de cambio y la innovación más importante fue el diseñar un congreso que abandonara los clichés estáticos y unidireccionales de conferenciantes y oyentes pasivos, para desarrollar una estructura dialéctica en la que, desde las ponencia de inauguración hasta la de clausura, pasando por los cuatro ejes y las comunicaciones, se estructurara en torno a entrevistas con expertos y debates con los participantes permitiendo abrir un espacio amplio para la interacción con los presentes que asistían en cada sesión.

Esta METODOLOGÍA DEL DIÁLOGO, permitió que Elena Aycart en el diálogo inaugural entrevistara e interaccionara con Antonio Novoa sobre la educación social como agente constructor de la transformación social en el S. XXI y que pudiesen participar desde distintas perspectivas y opiniones de los asistentes. Los 4 ejes conductores, que hemos descrito, se convirtieron también en cuatro diálogos entre los expertos participantes en ese panel y como un turno de intervención controlado y teniendo en cuenta la síntesis de la persona relatora como un hilo conductor que respondiese a la temática programada, pero con la participación y las aportaciones de todos y todas las presentes en el diálogo. Por otra parte, en las sesiones de la presentación de las comunicaciones pasó lo mismo. El coordinador o coordinadora hacía una síntesis de las comunicaciones de la mesa, unía los puntos comunes y las discrepancias y eso servía como hilo conductor de las aportaciones y de la participación de los intervinientes, pero dejando tiempo para la participación de todos y todos los presentes que aportan sus ideas, sus experiencias, o también sus críticas, teniendo en cuenta la ruptura de los esquemas tradicionales de presentación del formato de lecturas, para convertirse en un diálogo abierto.

En la sesión de clausura intervinieron en el diálogo los y las coordinadoras de cada eje, no sólo presentando las conclusiones, sino generando un debate de posturas y perspectivas respecto a las mismas que sirvió de marco y punto de partida para la sesión de clausura, en la que un sobresaliente Marco Marconi, entre interrupciones de aplausos y de emociones, hizo un análisis crítico de las conclusiones. Desde la luz de su larga y rica experiencia planteó alternativas de futuro para la Educación Social frente al Trabajo Social, intentado dejar claro que en ese avance es importante la interacción entre la teoría y la práctica y que cada una por separado no tenían futuro.

Este planteamiento dialógico considero que ha sido la gran aportación del Congreso para otros Congresos posteriores del Consejo de Colegios de Educación Social además de alguna aportación que se recogen en las conclusiones de los ejes-diálogos.

Estos fueron sus claros pero también para la reflexión de todos y todas, y desde la sincera autocrítica mía personal y de mi responsabilidad de presidente del Comité Científico, quisiera tocar algunos puntos, que lejos de ser sombras, debemos considerarlos oportunidades para seguir trabajando en esta línea.

Estos Congresos son una única y gran oportunidad para generar espacios de encuentros y diálogo para la mejora, no sólo de la profesión, sino de la enseñanza y de la investigación de los Colegios y de la Universidad, con el fin de que estos dos mundos y dos culturas se conozcan cada vez más y puedan enriquecerse y formar equipos mixtos, contemplando la diversidad y creando una cultura en común que tanto a la universidad como a la profesión le puede significar un salto cualitativo.

Gracias a la puesta en marcha del Grado de Educación Social, como superación de la antigua Diplomatura, se ha posibilitado que los y las Graduadas tengan acceso directo a masters oficiales, postgrados y doctorado, elemento esencial para poder acceder el mundo de la investigación y posibilitar el acceso de este perfil profesional al cuerpo de docentes universitarios. Esta oportunidad va a permitir disponer de profesorado universitario con un perfil convergente entre la práctica diaria y la teoría del marco de investigación de la educación. En este encuentro en casi todas las mesas había una participación mixta entre personas colegiadas, expertas y docentes universitarios y universitarias, pero la distancia entre un colectivo y otro se percibía claramente y la brecha identificada congresos atrás, no denotaba haber sufrido ningún acercamiento notable. Se visualizaban dos mundos que debieran converger en lugar de trabajar en paralelo. Sólo cuando haya equipos mixtos se dará este salto cualitativo histórico de la profesión.

La universidad debe utilizar estos congresos para conocer la práctica y su problemática y también las estrategias que están utilizando como buenas prácticas para solucionar los problemas reales, y que en la universidad a veces no podemos transmitir porque no las conocemos. Estos congresos son una oportunidad única para que cada vez el mundo profesional y el académico sean menos dos mundos y se fundan en uno más rico, práctico y científico para todos y todas. No sé si esto se ha conseguido en esta ocasión o sólo estamos en el proceso, pero todavía queda pendiente un largo camino.

Con respecto al alumnado sí se ha sabido transmitir actitudes como el compromiso social la ilusión por su profesión y salir a la realidad del mundo académico. Aunque también es necesario advertir que hemos conseguido atraer en pequeña cantidad al alumnado y quizás porque ellos están más preocupados por terminar sus estudios y visualizar dónde o cómo van a trabajar para poder pasar a otra etapa de su vida. Por ello, otro reto a solventar es ampliar la participación del alumnado haciéndoles ver los congresos como espacios en los que actualizar y perfeccionar lo aprendido en la universidad, así como abriéndoles posibles salidas profesionales.

Mi experiencia en los meses anteriores, los días del congreso, y meses posteriores, es que estas dos culturas tiene algún punto de convergencia y es una élite de Educadores y Educadoras Sociales, que en estos momentos, son profesores y profesoras universitarias y están culminando su doctorado. Ésta será la primera generación que una ambas culturas y hará de la universidad y los planes de estudios una respuesta a las demandas sociales de las y los estudiantes de Título de Grado, del/a educador/a y de la profesión, construyendo una profesión sistemática, enlazando la investigación con la acción para la mejora y la innovación.

Quizás es el momento de dejar de hablar sólo de la Educación Social y hacer más énfasis en Lo Social de la Educación como marco más amplio de referencia y de yacimiento de empleo profesional.

Por eso es tan importante, como se dijo en las conclusiones, la estrategia entre congresos de generar redes sobre diferentes temas, que se conviertan en comunidades profesionales de aprendizaje y en las que se integre también a la comunidad universitaria. Posiblemente así en el próximo congreso sea el comienzo del fin de las dos culturas, además reforzado por la llegada de las primeras doctoras y doctores desde la práctica profesional. Estas redes serían la mayor aportación de este congreso.