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El educador social: un profesional de la educación en contacto con la infancia

Autoría:

José Manuel de Oña. Educador social de la Asociación ALME (encargada de ejecutar medidas judiciales de menores en Málaga) y profesor asociado de la Universidad de Málaga en el Departamento de Teoría e Historia de la Educación.

Resumen

En el siguiente artículo vamos a abordar el tema del educador social y su relación con la infancia. Para ello trataremos de definir quién es y dónde podemos encontrar al educador social hoy día, cuáles son sus ámbitos de actuación y qué puede / debe ofrecerle a la infancia de hoy. Por último, y a modo de conclusión, trataré de exponer las ideas principales que podemos extraer de este artículo: perfil del educador, lugar de desarrollo de su trabajo y definición de su relación educativa con la infancia, entendida como compromiso con la misma.

¿Quién es y dónde encontramos al educador/a social hoy?

Educadora

Es evidente que las funciones de un profesional son coyunturales, es decir, están sometidas a la propia evolución de la sociedad en la que ejerce su actividad, así como a la constante demanda de nuevas prestaciones. De ahí que pretendo contextualizar la figura del educador social no como algo estático sino como alguien de válida aplicación a cualquier realidad sociocomunitaria. Y creo que esto es importante reseñarlo, ya que se asocia a menudo la figura del educador a entornos de exclusión social, cuando la realidad es que puede y debe aparecer en todo tipo de ámbitos: “normalizados” y excluidos, ayudando a los sujetos de la intervención a desarrollarse de forma sana e independiente. Es por ello que considero importante aclarar primero quién es el educador social para luego saber dónde podemos encontrarlo.

Concepto de educador social

Al entrar a definir al educador social nos vamos a encontrar con multitud de definiciones, dependiendo del posicionamiento teórico a partir del cual se construye la definición. Entendemos por “educador” “[…] todo aquel que tiene capacidad o cualidad de educar, es decir, dispone de capacidad o energía para formar o educar al ser humano, a través de acciones o procesos conscientes o inconscientes”. (Petrus Rotger, 1997, 26-27).

Para Sáez Carreras “[…] el educador social es un profesional que interviene y es protagonista de la acción social conducente a modificar determinadas situaciones personales y sociales a través de estrategias educativas”. (1993, 183). Mata define al educador social como “un profesional de la educación que interviene en dos dimensiones: situaciones personales y situaciones sociales”. Continúa el mismo autor: “[…] el educador social es un agente de cambio social y un dinamizador de grupos sociales a través de la acción educativa”. (1998, 48).

Por otro lado, la profesión de los educadores y otros profesionales de la educación es “[…] un servicio social que atiende a necesidades sociales y, por lo tanto, desempeña una función social. […] Es un profesional de la acción social que interviene en diversas situaciones priorizando en sus procesos de intervención perspectivas, sobre todo, pedagógicas.” (Ayerbe, 2000, 95).

EducadorResulta claro que a lo largo del tiempo los intentos de definición del “educador social” son frecuentes y no podemos hablar de un concepto unitario. Esto es consecuencia de sus confusos y variados antecedentes históricos, de los ámbitos de intervención asumidos, así como las demandas tan cambiantes de esta sociedad. Pero, teniendo en cuenta lo expuesto, y para continuar con mi discurso, quiero definir al educador social como la persona capacitada para realizar una doble labor: por un lado elabora una crítica y una transformación al propio valor educativo de la sociedad y sus elementos, y por otro interviene con sujetos y/o comunidades de sujetos a los que ayuda a potenciar sus factores personales de desarrollo, capacitándolos socialmente: autoestima, autoconocimiento, habilidades sociales, conciencia crítica, etc. a fin de facilitar las condiciones objetivas de la persona con su medio.

En otras palabras: el educador social facilita el bienestar del sujeto, entendiendo este bienestar como tener satisfechas sus necesidades sociales y educativas básicas y tener, a su vez, la posibilidad de desarrollar sus propias capacidades personales, participando crítica y activamente en la sociedad en la que vive. El educador social es el mediador entre el educando, la sociedad y la cultura.

Ámbitos de intervención del educador social

Las “Directrices generales propias de los planes de estudio conducentes a la obtención del título oficial de Diplomado en Educación Social”, publicadas en el BOE del día 10 de octubre de 1991, determinan que: “las enseñanzas conducentes a la obtención del título oficial de diplomado en educación social deberán orientarse a la formación de un educador en los campos de la educación no formal, educación de adultos (incluidos los de la tercera edad), inserción social de personas desadaptadas y minusválidos, así como en la acción socioeducativa”.

Aunque pueda resultarnos difícil especificar los ámbitos o espacios concretos en los cuales interviene el educador social, podemos afirmar que en la realidad, su trabajo diario se dirige a: servicios de atención primaria y domiciliaria, servicios sociales, equipos de atención a la infancia y la adolescencia, equipos de valoración y orientación, protección y reforma de menores, centro de acogida, agentes de desarrollo local, albergues, ludotecas, equipos de educadores de calle, etc.

Amorós y Ayerbe indican como posibles ámbitos de actuación “[…] todo lo relacionado con: intervención socioeducativa en la protección a la infancia, intervención familiar, acogimiento familiar, adopción, contextos institucionales, medio abierto, drogadicción y el trabajo relacionado con la inserción social de personas y colectivos excluidos.” (2000, 54-55). Por todo ello, los ámbitos de actuación del educador social “[…] quedan definidos no sólo por las funciones que históricamente han sido de su competencia, sino también por aquellas que en respuesta a las actuales demandas sociales le han sido, paulatinamente, atribuidas”. (Petrus Rotger, 1994, 57-58).

Como podemos comprobar, las propuestas son múltiples y muy variadas, pero para hacernos una idea más global y poder continuar con nuestro discurso vamos a aportar una lista que encontramos en Riera Romaní (1988) y que voy a utilizar a la hora de definir los ámbitos de actuación del educador social:

Ámbitos de educación especializada

  • Centros, entidades o instituciones de régimen “cerrado”: centros de acogida, centros residenciales de infancia, centros de tercera edad, etc.
  • Medio abierto: educadores de calle, ejecución de medidas judiciales, desarrollo comunitario, servicios sociales, etc.
  • Servicios de Atención Primaria.
  • Drogodependencias.
  • Programas de “pronta detección”.
  • Equipos sociopedagógicos municipales.
  • Consejerías de juventud. 
  • Programas de ayuda técnica al voluntariado, etc.

Ámbitos de animación sociocultural

  • Centros de ocio y tiempo libre.
  • Colonias de verano.
  • Albergues.
  • Museos.
  • Centros cívicos.
  • Ludotecas.
  • Servicios de barrio.
  • Programas socioculturales, etc.

Por todo ello, y a modo de resumen, podemos añadir que el educador social interviene en:

a) Tres tipos de acción social: primaria, secundaria y terciaria.

b) Con población “normalizada”, con población en riesgo y con población marginada y/o excluida.

c) Equipamientos e instituciones, que a su vez pueden ser: abiertos, semiabiertos y cerrados.

d) Centros, medio abierto o instituciones y con programas que pueden ser públicos y privados.

La intervención socioeducativa en la infancia

La infancia humana se caracteriza por dos rasgos: la maduración biológica y psicológica del sujeto y su preparación-maduración para la vida humana y social. En los años preescolares (2-4 años), el niño desarrolla la convicción de que todo cuanto le rodea es para él. Es lo que algunos autores llaman egocentrismo. Éste se manifiesta en múltiples actitudes: apoderarse de juguetes de otro, pretender ser el primero de la fila, escoger el programa de televisión, etc. ¿Cuál es la intervención educativa que requiere esta edad? En este sentido, se proponen tres teorías distintas:

  • Una primera, que puede encontrar sus raíces en el “naturalismo” de Rousseau, parte de una concepción optimista de la naturaleza humana, manteniendo que el egocentrismo llegará a desaparecer él solo, cuando el suficiente desarrollo cognitivo del niño le haga comprender lo inadecuado de su actitud.
  • En el otro extremo está la concepción pesimista de la naturaleza humana: el hombre es un ser negativo, con malas tendencias que hay que combatir con energía por medio de una rigurosa educación moral (Kant, humanismo occidental, etc.).
  • En una posición intermedia (Pestalozzi) tenemos un punto de vista, quizás más realista, que entiende que la persona cuenta con unas tendencias negativas y otras positivas; así pues, según convenga en cada caso, se debe someter alternativamente a la persona a unas acciones estimulativas y a otras represivas.

Desde mi punto de vista, la opción más correcta es la última, pues la realidad diaria va a proponer al educador distintos casos que obligarán al educador a realizar unas u otras intervenciones.

Al pasar a los años escolares (6-12 años), el niño comienza una etapa eminentemente social, en la que inicia un complicado sistema de interacción que se establece entre los miembros de un grupo. En este grupo los niños aprenden a colaborar con los demás para una empresa común. Entre los 10 y los 12 años los grupos de niños tienen una vida muy rica e intensa. Se fraguan verdaderas amistades que pueden durar toda la vida.

¿Cuáles son las funciones pedagógicas que ofrece el grupo infantil? La ocasión de desempeñar nuevos papeles sociales (independencia de los adultos, modelos de comportamiento positivos, medio para encontrar seguridad), la posibilidad de sentirse totalmente aceptado (cultivo de cualidades como lealtad, paciencia, tolerancia y superación del egocentrismo), insertándose en el grupo, da al sujeto un nuevo y definitivo paso hacia la vida social.

¿Qué puede/debe ofrecer el educador social a la infancia de hoy? Características del trabajo socioeducativo y perfil del educador

Una vez puestas las bases de quién es el educador social y cuáles son sus ámbitos, vamos a acercarnos ahora a cuáles son las características del trabajo que desempeña el educador y qué perfil debemos esperar para poder realizar un trabajo de garantía y calidad.

¿Cómo es el trabajo de los educadores sociales? Características del trabajo socioeducativo

Cualquier profesión, y en especial la de aquellos que trabajan con personas, no se constituye mediante una única característica.

Se ha hablado mucho acerca de las características del trabajo socioeducativo y no siempre desde una perspectiva realista. Múgica nos habla de los rasgos que caracterizan el perfil profesional del educador:

a) Realiza intervenciones socioeducativas de promoción, preventivas y rehabilitadoras que consisten en conocer y actuar sobre el cúmulo de circunstancias personales y sociales que inciden en el desarrollo de los procesos de marginación y exclusión social.

b) Debe estar integrado en un equipo de profesionales que orienten su acción en la misma dirección.

c) Debe articular la relación teoría – práctica adecuadamente.

d) Debe poseer conocimiento y dominio básico de estrategias y técnicas de intervención educativa.

e) Debe poseer un estatus socioeconómico que garantice su calidad de vida.

f) Debe poseer un reconocimiento social que garantice la efectividad de sus intervenciones socioeducativas (1991, 68).

Siguiendo esta línea humanista, Guerao de Arellano hace una propuesta para concretar lo que es común y esencial en la profesión de educador social:

a) El recurso fundamental que utiliza el educador es la relación cualificada que convierte el “vivir con”, el “relacionarse con” en categoría profesional.

b) La relación o la convivencia cualificada toma la forma de cuidado pedagógico para potenciar las funciones del yo: función cognoscitiva (contacto con la realidad), función de poder (maniobrar respecto a la realidad), función de síntesis (integración de la realidad).

c) Una metodología común basada en: manejo práctico de referencias, conceptos y operaciones conjuntadas, observación situacional del niño, joven y educador; plasmación y contrastación de las observaciones; descubrimiento de constantes en las observaciones; interpretación; intervenciones conexionadas y evaluación del proceso (1987, 87).

Perfil del educador social

Soto Rodríguez nos dice que “el educador precisa de unas disposiciones, de determinados valores que deberá mantener constantemente si quiere garantizar su cometido. Fundamentalmente se trata de querer a los niños y jóvenes, pero también de ayudarles a ser más personas.” (1999, 114-115).

Desde mi punto de vista, la característica principal del perfil del educador ha de ser la capacidad de infundir vida y la habilidad para motivar, dejándose educar por los propios chicos, haciendo una lectura nueva de su propia vida.

Sáez Carreras sostiene que el educador “[…] tendrá un carácter abierto y optimista, preferentemente extrovertido, disposición positiva hacia la propia actividad que realiza, empatía, personalidad equilibrada y con capacidad para establecer lazos positivos con sus educandos. Ha de saber escuchar y respetar las ideas de los demás. Por último, tendrá la madurez psicológica necesaria para que las circunstancias inherentes a su trabajo no le contaminen en demasía.” (1993, 207-209).

EducadorEn definitiva, el educador social debe ser competente para atender a las necesidades y problemas de los sujetos y ayudarles en su desarrollo (maduración, construcción de autonomía, formación, etc.). Además, ha de poseer dedicación, entrega, implicación personal, honradez, coherencia personal, etc. Todo ello desde una madurez personal, con capacidad de análisis de la realidad y de gestión y planificación de programas, competencia psicopedagógica, conocimiento de sus educandos y buena disposición para trabajar en equipo. Ofreciéndose, de esta forma, como un adulto sensato de referencia que ayude a los educandos a crecer con dignidad y soltura suficiente.

A modo de conclusión: el educador social y su compromiso con la infancia

El educador social es un profesional capacitado para intervenir con sujetos y/o comunidades a los que ayuda a potenciar aquellos factores necesarios para su normal desarrollo. Pero, a la vez, trata de elaborar una crítica y una transformación del valor educativo de la sociedad, señalando aquellas estructuras injustas que no permiten a la infancia o a los sujetos con los que trabaja desarrollarse adecuadamente.

MiradaPor otro lado, podemos localizarlo trabajando con todo tipo de población: excluida o no, realizando un trabajo preventivo o de reinserción; en centros o instituciones de medio abierto, semiabiertos o cerrados y en programas públicos o privados.

Además, durante los años preescolares y escolares ha de ofrecer a los niños intervenciones que los ayuden a conocerse (sus límites, cualidades, quiénes son, etc.) y a insertarlos positivamente en sociedad.

Por último, poseerá un perfil abierto y optimista, que es capaz de infundir vida, y pone en práctica habilidades de relación y estabilidad personal suficientes para afrontar las distintas coyunturas de su trabajo.

Bibliografía

  • AMORÓS P. Y AYERBE P. Intervención educativa en inadaptación social. Madrid: Síntesis Educación, 2000.
  • GUERAO DE ARELLANO, F. El educador de calle. Barcelona: Roselló Impressions, 1987.
  • LÓPEZ, F. “Desarrollo Social y de la Personalidad”. En PALACIOS, J, MARCHESI, A. Y COLL, C. Desarrollo Psicológico y educación I. Madrid: Alianza Psicológica, 1994.
  • MATA SALVADOR, F. Intervención educativa en situaciones de inadaptación social. Granada: Instituto de Criminología, 1998.
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  • PETRUS ROTGER, A. Pedagogía Social. Barcelona: Ariel, 1997.
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  • SOTO RODRÍGUEZ, J. Metodología del educador de calle. Vigo: ASETIL, 1999.