Se concibe el campo de la recreación como un proyecto ético y político, entendiendo lo político como la capacidad para movilizar la voluntad de los sujetos en torno a un horizonte de sentido, en el cual la dignidad y el buen vivir sea el vínculo común. A partir de procesos de aprehensión propios y con otros, en este texto se plantean problematizaciones y condiciones para garantizar el acceso a una vivencia que dé cuenta de las intencionalidades educativas de la recreación. En primera instancia, se aborda el problema de asumir la recreación como actividad y las implicaciones sobre las posibilidades del campo de la recreación como un proyecto político, señalando la importancia de contar con una agenda de política pública que demande al Estado las condiciones para garantizar el derecho, pero también los recursos económicos y no económicos para el fortalecimiento de la recreación.