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¿Pueden ser las TIC un elemento de construcción comunitaria? Reflexiones en torno a la informática en la acción social

Autoría:

Guillermo Rojo. Miembro de la Cooperativa Estratègies de Transformació Comunitaria (Cooperativa Etcèteres-Barcelona). Ex-colaborador de la Línia de TIC y Participación Ciudadana. Fundació Innovació per a l’Acció Social – Barcelona. Xavier Capdevila. Jefe de Línea TIC y Participación Comunitaria. Fundación Innovación para la Acción Social – Barcelona.

Resumen

En este artículo se reflexiona en torno al papel que pueden asumir las tecnologías de la información y la comunicación en la acción social, entendidas como un medio para la comunicación, la participación y la interacción entre los miembros de un colectivo.

Todo ello se plantea desde un cuestionamiento en torno a lo que estas herramientas pueden aportar a la construcción de la sociedad, y desde una asunción crítica de las TIC y de sus prácticas.

Por último, el artículo aporta una idea de desarrollo social y comunitario en el que las TIC son el elemento catalizador; esta idea está basada en una experiencia realizada por los autores y que presentan como concreción a los interrogantes que exponen.

Para los historiadores de la tecnología, el determinismo tecnológico es el pensamiento impensable… Es un absurdo ya que no existen fuerzas tecnológicas separadas de las sociales. ¡Por supuesto que la tecnología es una construcción social! Ahora bien, en este caso, la buena pregunta es: “cuáles son las fuerzas históricas que determinan la construcción del mundo tecnológico”.
Rosalind Williams, directora del Programa de Sociedad, Tecnología y Ciencia del MIT
(citada por Manuel Castells)(1)

La sociedad contemporánea vive una transformación que está en marcha y que se refleja en lo que Castells llama “sociedad red”. Una transformación que consideramos un hecho, al menos en determinados aspectos (como mínimo la importancia de la revolución tecnológica, presente en la vida cotidiana y laboral). Tomando los argumentos de Castells, la nueva estructura se explica por tres fenómenos que convergen: la revolución tecnológica en forma de nuevo paradigma informacional, el proceso de reestructuración socioeconómica y transformación tecnológica, y el papel desarrollado por los diferentes (nuevos) movimientos sociales en la transformación cultural. En las diferentes sociedades y países estos tres fenómenos se combinan en procesos de forma desigual y con ritmos e impactos distintos. Por último, Castells refiere que: “La sociedad red no es la tierra prometida de la era de la información. Simplemente es una estructura social específica y nueva, y sus efectos sobre el bienestar de la humanidad son indeterminados. Todo depende del contexto y del proceso “.

Ante este marco debemos incidir en que la sociedad red no se debe asumir de forma acrítica, y que el optimismo tecnológico y la idea de progreso no dejan de ser una ideología. Así pues, concebimos la sociedad red(2) como un escenario desde donde trabajar y como un conjunto de tendencias que se van consolidando (una incorporación hasta ahora impredecible de las tecnologías en los procesos de trabajo y la vida cotidiana, en la velocidad de proceso y su efecto multiplicador, etc.).

En este contexto, la geógrafa Saskia Sassen(3) nos habla del impacto de estas transformaciones y, en especial, del impacto de las TIC en el marco de la globalización, que le sirve para reflexionar sobre el papel del lugar, de lo local, ante la desterritorialización parcial de muchos elementos en la ciudad debido a la globalización y la sociedad red (sobre todo en la vertiente más económica). Dos realidades que Castells(4) recoge como espacios de lugares y espacios de flujos, y Sassen, como la convivencia y coexistencia de lo global y lo local.

El espacio de lugar está basado en la contigüidad territorial que sigue existiendo como espacio fundamental de la experiencia personal y de la identidad cultural en el territorio y en la ciudad. En estos momentos se jerarquiza y se privilegia el espacio de flujos ante los espacios de lugar. La transformación espacial y temporal se mantiene y se acentúa, lo que individualiza a la sociedad, en una distribución desigual y funcional de los espacios y los tiempos, así como en la concentración de poder y riqueza.

De alguna manera aquí se dibuja el escenario y la escala en la que podemos desarrollar nuestro trabajo como educadores sociales, así como el papel que pueden tener las TIC. Manuel Castells, según la interpretación de Ida Susser (5) plantea que el reto de la nueva cultura de ciudad, el reto de definir una nueva sociedad y ciudad, pivota sobre diferentes líneas a trabajar, que son:

  • La reconstrucción de la centralidad urbana sobre la base de una nueva estructura multinuclear.
  • El papel decisivo de los espacios públicos como puentes entre la comunidad y los individuos.
  • El fortalecimiento de la participación ciudadana, para generar comunidades locales fuertes, que alimentan esta nueva definición.
  • Las redes mediáticas/informáticas locales sin ánimo de lucro, que conectan la experiencia local al hipertexto electrónico.(6)Destacamos la idea de las TIC como medio y herramienta para la acción ciudadana. Desde esta concepción de las TIC, podemos plantearnos definir elementos de acción transversal y de complemento a todas las demás, desde los diferentes factores que propone: la apropiación del espacio público de telecomunicaciones (el espacio radioeléctrico de las redes wi-fi por ejemplo); el papel de los nodos de la red social que, ayudados por la estructura reticular de las TIC, facilita ponerlos en relación, y la potencialidad de la red Internet como vehículo complementario de los procesos de participación ciudadana.

Las TIC tienen un papel y una presencia cada vez más importantes como canal y medio que afecta al territorio, los espacios de lugares donde se encuentran personas y actores.

En este sentido, Saskia Sassen, cuando habla de los impactos de las tecnologías, incorpora la importancia de una política de los lugares en los circuitos globales, y plantea que la tecnología digital puede servir de apoyo a iniciativas locales y alianzas entre diferentes comunidades, barrios de una ciudad, etc.

¿Para qué queremos las TIC?

En una conferencia de la Open University sobre la nueva sociedad de la información, el rector John Daniel afirmó: “Señores y señoras, las nuevas tecnologías son la respuesta, ¿cuál era la pregunta?”.
Citado por Joan Subirats(7)

Nuestra experiencia vital personal se ve mediada cada vez más por la presencia de las TIC, el entorno digital se hace presente y obvio en nuestra cotidianidad, como una competencia y una realidad a incorporar por diferentes ámbitos y facetas: diaria, laboral, de ocio, etc., donde se hacen patentes distintas estrategias que el individuo puede incorporar para adquirir esas capacidades. Últimamente, ha tomado fuerza el concepto de red social llamada web 2.0, en que un conjunto de aplicaciones web permiten al usuario final intervenir directamente en la creación de contenidos y generar, así, una interacción; en este artículo nos interesamos por muchas de estas herramientas, pero no tanto por algunos de los usos en que se concretan, ya que, aunque puedan ser una fórmula de incorporación al mundo de las TIC, no dejan de ser desde una estrategia individual.

La dimensión colectiva y social(8) que puedan tener las TIC es la que queremos destacar, y entendemos que es la que debe desarrollarse en la acción social y ciudadana. El escenario y la estrategia se nos plantean a partir de considerar las TIC como herramienta y medio para trabajar en lo social, donde la innovación es hacer el ejercicio de vertebrar y entretejer las TIC con el tejido social de los territorios, los espacios de lugar, y haciendo que estos se apropien de los formatos y contenidos, y los hagan suyos en la medida en que sirvan para sus objetivos de construcción de autonomía, de ciudadanía y ciudad, etc. Las TIC son un elemento transversal que nos deben permitir trabajar otros contenidos con la población y sobre todo con la población que nos interesa (la que vive en los barrios con más dificultades o también en zonas rurales, poblaciones y grupos vulnerables, perfiles de exclusión, etc.). Al contrario, a veces no se entiende el trabajo con las TIC en determinadas zonas urbanas más vulnerables por la asunción de un concepto de las TIC como un lujo asiático, ante otras necesidades y actuaciones que se entienden prioritarias.

Se trata, pues, de fomentar los usos sociales y comunitarios de las TIC, un tema que sin embargo goza de un gran consenso teórico. Esto nos lleva de forma colateral a otros debates y conceptos como la brecha digital (o la estratificación digital)(9) la alfabetización digital, etc., muy conocidos por todos y presentes en las agendas políticas pero que tienden ha materializarse únicamente en recursos tecnológicos que no van acompañados de procesos de construcción social.

Una vez hemos aterrizado territorial y socialmente, al hablar de las TIC y de la estratificación digital, entendemos que hay cuatro elementos centrales que las vertebran (aunque hay más) y que debemos tener en cuenta, ya que nos predeterminan y condicionan en gran medida las posibles acciones que podemos llevar a cabo en un futuro (demasiado a menudo se olvida que las TIC no son neutras):

  • El hardware: es decir, el ordenador, los accesorios y periféricos.
  • La infraestructura de acceso: diferenciamos entre la calidad de la retícula digital (velocidad de acceso, ancho de banda, grado de protección, infraestructuras de conectividad, etc.), y su topología política, es decir, el diseño de la estructura y los contenidos: toda la arquitectura. Cabe decir que, en este apartado, históricamente en España ha existido poco juego, ya que la iniciativa siempre ha sido del mercado (de manera monopolista), y la administración pública ha brillado por su ausencia (en Catalunya hubo un intento fallido de tener un operador neutro). En cambio, son significativas las experiencias en las que la sociedad civil ha tenido más protagonismo (como se puede observar en los inicios de Amsterdam Digital City(10)donde de alguna manera se trató de diseñar una esfera pública colectiva y colaborativamente, aunque, como reconocen los propios promotores, con graves problemas para abrirla a toda la población). De las experiencias inalámbricas/wireless de Catalunya, el caso paradigmático es el de Guifi.net, implementado especialmente en la comarca de Osona, que coge con fuerza el testimonio de tantas otras experiencias iniciadas en el territorio y que hoy representa una clara alternativa de conectividad desde la iniciativa ciudadana.
  • El software: desde un modelo abierto, creativo y colaborativo: el software libre, entendido como una opción política y democrática que permite la socialización y la apropiación de las herramientas tecnológicas y que promueve formas de hacer alternativas en la construcción y la compartición del conocimiento.
  • Y, entre otros, los lugares de acceso (el trabajo, el hogar, el cyber, el locutorio, el telecentro): la conectividad a la red y la disponibilidad de acceso a la información, unidas a las variables sociodemográficas de la población.

¿Qué se está haciendo desde el ámbito social con las TIC?

En el marco de la investigación Accioticbcn.org(11) estamos realizando una primera aproximación de lo que se está haciendo desde el ámbito social en Barcelona referente a las TIC para identificar un primer estado de la cuestión. Partimos de una primera constatación: aunque desde la administración pública y el ámbito social exista un alto grado de consenso en cuanto a los objetivos de acción social a través de las TIC (uso social y comunitario), constatamos que las prácticas para llevarlos a cabo son más complejas.

Así, podemos identificar que:

En cuanto a los centros, espacios facilitadores de accesibilidad a las TIC:

  • El trabajo del día a día, como abrir el centro, atraer a la gente, pensar contenidos y actividades, etc. acaban siendo actuaciones marcadas por la inercia y concentran la mayor parte de la actividad de los responsables. El discurso teórico se entiende como un elemento meramente decorativo que no ayuda en nada a la práctica profesional.
  • En general, hay un vínculo débil con el territorio y la comunidad.
  • Se tiene una concepción del centro como proveedor de servicios, lo que, en consecuencia, lleva a una percepción finalista de las TIC. Hoy por hoy la mayoría de las experiencias se parecen más a academias de formación que a actores dinamizadores de un territorio con el valor añadido de las TIC. Los centros son proveedores de recursos y estrategias para que los individuos adquieran competencias digitales, pero éstas no se plantean en clave colectiva.
  • Por parte de la comunidad, no se considera a las TIC un elemento estratégico que sirva para facilitar y/o movilizar recursos. La cuestión tecnológica no se entiende como prioritaria.
  • Sin embargo, desde los centros se hace un trabajo bastante centrado en la formación, que incide en un acercamiento y difusión de los medios digitales, y en la accesibilidad, y son, a su vez, un espacio de encuentro de la comunidad.

En cuanto a iniciativas con valor añadido de las TIC:

  • Hay actores con un valor añadido y recursos TIC que no se socializan suficiente por una paradójica falta de trabajo en red. Por ejemplo, un colectivo que trabaja software libre no tiene conexión con un centro que necesita productos adaptados.
  • Hay una situación de iniciativas dispersas y fragmentadas, con una media de vida corta.
  • Se observan lógicas un tanto endogámicas que toman distancia con la sociedad, con lo que falta un nexo que una a colectivos más genéricos, en muchos casos porque no se ha podido vehicular la transversalidad de las TIC.

Respecto al tercer sector(12) con acción centrada en las TIC, ha incorporado de forma importante la minimización de la brecha digital en su acción social, pero a menudo desde el optimismo tecnológico. En general, se dibuja un panorama que parte de buenas intenciones y tiene un espíritu voluntarioso, pero sin un trabajo crítico previo, lo que lleva a unas actuaciones confusas donde parece que puede valer todo. En este sentido, y a modo de ejemplo, nos encontramos que en cuanto a la alfabetización digital, recientemente se ha firmado un acuerdo de colaboración en la sociedad del conocimiento entre el Ayuntamiento de Barcelona y Microsoft. En esta línea, si hacemos un seguimiento de la literatura oficial de la Unión Europea o gubernamental, vemos como la alfabetización digital parece reducirse a una necesidad del mercado (en que la oferta privada generalizará el acceso y facilitará su software y hardware, con lo que el ciudadano tendrá que aprender su funcionamiento y, finalmente, ser un consumidor cautivo).

En resumen, nos encontramos que las prácticas generalizadas a menudo contradicen los planteamientos más sociales y comunitarios de las TIC. Unas prácticas que entendemos que deberían perseguir habilitar al ciudadano ante la sociedad red dándole los recursos necesarios para que, críticamente y autónomamente, haga y decida. En esta línea, Marcelo d’Elia Branco(13) defiende el objetivo de conseguir una libertad de elección y una autonomía tecnológica.

Como resultado de esta primera aproximación (pendiente de más profundización), podemos decir que, por ahora, las prácticas son reproductoras de la brecha digital y de un modelo de consumo de la tecnología en manos del mercado.

Como mínimo, esto nos debe hacer reflexionar sobre qué modelos estamos reproduciendo desde nuestro trabajo social. Resulta paradójico que las acciones para la inclusión digital de la población se conviertan finalmente en prácticas generadoras de clientes cautivos de unos programas privados que deben adquirirse a altos precios (para la población de la que hablamos) o que acabarán por utilizarse de forma ilegal.

En definitiva, en contraposición a los discursos, las TIC se practican como un fin en sí mismo con un nulo contenido emancipador (en referencia a la población potencial a la que nos dirigimos y a los territorios en los que nos encontramos), y el elemento de innovación de la tecnología se pierde por una política e intervención social continuista de una línea asistencialista, dependiente y abocada a la inercia.

Esto nos lleva a volver al principio de la reflexión: ¿hacia dónde queremos ir con las TIC? ¿Para qué queremos las TIC?

La pregunta interroga sobre los usos, que vienen determinados por la tecnología que se usa, por los programas en los que se centra la formación, por la manera cómo se lleva a cabo esta formación, por las formas y lugares de acceso a esta tecnología y por cómo se utiliza todo esto.

Entendemos, pues, que el trabajo con la sociedad debe establecerse desde unos preceptos tecnológicos claros: opensource(14) de herramientas pero también de contenidos; trabajo conjunto colaborativo y creativo; alfabetización digital (que va más allá de la formación instrumental); ecología (redes hardware de bajo coste); apropiación tecnológica, y centros comunitarios de acceso a la tecnología.

Esta cuestión ha sido retomada en el IV Congreso de la Cibersociedad donde los autores han formado parte del equipo de coordinación del grupo de trabajo C18 – Movimientos tecnològicos y Redes Sociales, en el que se ha tratado, desde diferentes experiencias y reflexiones, el uso, apropiación e impacto de las TIC como elemento de construcción social.

Una idea de desarrollo: la experiencia Sant Cosme en Xarxa

Sant Cosme en Xarxa (Sant Cosme en Red)(15) se diseñó como un proyecto de participación ciudadana vehiculado a través de las TIC, que planteaba una aplicación de éstas de forma transversal e integral en todo el proceso de participación ciudadana, con una gestión de todos los recursos tecnológicos desde el propio territorio.

Sant Cosme en Xarxa proponía el diseño y el desarrollo de un barrio digital, que fuera una plataforma de actuaciones, un medio de comunicación y de difusión y, finalmente, una red ciudadana. La red ciudadana preveía diferentes niveles de red de desarrollo paralelo:

Respecto a la infraestructura tecnológica, puesta en marcha y mantenimiento de la infraestructura de telecomunicaciones (red wi-fi). En cuanto a la red virtual, el desarrollo de la versión digital del barrio, concretada en el diseño y desarrollo de espacios web dinámicos y colaborativos como resultado y parte del proceso. En cuanto a espacios de acceso, red de telecentros comunitarios, equipados con redes de bajo coste(16) para el acceso al espacio virtual, tanto del barrio como de Internet, con el objetivo de actuar como espacios de acceso, formación y generación de actividad. Respecto al tejido social (red ciudadana), dinamización de los actores del territorio(17) fomentando y promoviendo espacios de coordinación y de trabajo conjunto.

Entendemos que esta experiencia puede ser una propuesta metodológica de intervención social en un territorio a través de las TIC. Un planteamiento estratégico de alianzas entre los diferentes recursos y agentes, entre los que encontramos los tecnológicos con los de territorio y viceversa, para hacer sociedad y promover la cohesión social. Un proyecto y una apuesta tecnológica desarrollada en un contexto, un espacio y una comunidad.

(1) CASTELLS, M. “La interacción entre las tecnologías de la información y la comunicación y la sociedad red: un proceso de cambio histórico”. En: Conocimiento y Sociedad, núm. 1 (mayo 2003), pág. 8-14.

(2) Hay lecturas críticas respecto a la teorización de la sociedad red, pero muchos autores toman la propuesta como punto de partida (desde la sociología del trabajo, Juan José Castillo, y desde la sociología del consumo, Luis Enrique Alonso, que ponen el énfasis en la centralidad que todavía tiene el trabajo como elemento vertebrador de la experiencia y la sociedad.

(3) SASSEN, S. “Los impactos de las tecnologías de la información en la economía y las políticas urbanas”. En: Contrageografías de la globalización. Género y ciudadanía en los circuitos transfronterizos. Madrid: Traficantes de Sueños (Serie Mapas), 2003, pág. 27-40.

(4) CASTELLS, M. “Ciudades europeas, la sociedad de la información y la economía global”. En: Revista Archipiélago, núm. 62 (septiembre 2004), pág. 41-56.

(5) SUSSER, I. La sociología urbana de Manuel Castells. Madrid: Alianza Editorial, 2001.

(6) Tomamos la definición de la RAE de hipertexto que nos parece más actualizada: “1. m. Inform. Texto que contiene elementos a partir de los cuales se puede acceder a otra información”. Artículo enmendado. Avance de la vigésima tercera edición: “1. m. Inform. Conjunto estructurado de textos, gráficos, etc., unidos entre sí por enlaces y conexiones lógicas “. “Electrónico-a [de electrón] 2 Relativo o perteneciente a la electrónica.”

(7) SUBIRATS, Joan. “Los dilemas de una relación inevitable. Innovación democrática y tecnologías de la información y de la comunicación”. En: Papeles sobre Democracia, núm. 24, (enero-febrero 2002).

(8) No podemos dejar de nombrar aquí la Xarxa Òmnia, experiencia pionera a la hora de incorporar la dimensión comunitaria en el uso social de las TIC y en la acción para reducir la brecha digital.

(9) CARRACEDO VERDE, J. D. “Explorando la Estratificación Digital (Digital Divide). Jerarquías y desigualdades en las sociedades de la Información. Software Libre”. II Congreso ONLINE Observatorio de la Cibersociedad, noviembre 2004.

(10) LOVINK, G., RIEMENS, P. “La cultura pública digital de Amsterdam. Sobre las contradicciones entre los usuarios“. Asociación Cultural Aleph.

(11) El primer ejercicio de complejidad a realizar fue delimitar y categorizar tanto lo que podríamos llamar la muestra como el objeto de estudio, dado que es un tema que fácilmente toma numerosas dimensiones, de hecho, sólo la delimitación en la ciudad de Barcelona se convierte casi en una quimera, ya que es una realidad en parte desterritorializada por su naturaleza también virtual.
En la identificación de los posibles actores o iniciativas, optamos por una delimitación laxa y flexible ante una realidad compleja. Sin ánimo de ser exhaustivos, la gran mayoría podrían entrar en el concepto de centro y/o aula tecnológica, es decir, experiencias incluidas en los programas de la Xarxa Òmnia, Red de Telecentros, Centros Cívicos y Bibliotecas, todas ellas de iniciativa pública. Nos encontramos, podríamos decir que de forma marginal, con iniciativas sociales y colectivas (Red Comunitaria de Sant Antoni, Associació per a Joves Teb-Ravalnet, Infoespai, Hacklabs, Badopi, etc.).
En la identificación del objeto de estudio, nos centramos en averiguar las dimensiones que nos interesaba conocer: iniciativas sociales en torno a las TIC, con un especial interés en aquellas experiencias que a través de las TIC fortalecen el tejido social y dinamizan iniciativas comunitarias, y también en aquellas experiencias que profundizan y facilitan la apropiación social de las TIC, así como la generación y fomento de red entre experiencias.

(12) ¿Qué es el tercer sector? Por tercer sector entendemos el conjunto de organizaciones que tienen finalidades de interés social y sin ánimo de lucro. Las finalidades están vinculadas a la mejora del entorno social, y podemos encontrar organizaciones del tercer sector en campos muy variados, como en medio ambiente, cultura, ocio y juventud, actividades sociales, lucha contra la pobreza y la exclusión, cooperación internacional, etc. (Definición de tercer sector publicada en la web www.tercersector.net, en el apartado “Preguntas frecuentes”.)

(13) Ha sido consultor de tecnología para la sociedad de la información, y ha trabajado por la Generalitat de Catalunya, a través de la Secretaría de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información y el FOBSIC, como coordinador del proyecto Red Internacional de Administraciones Públicas por software libre. Es articulador del Proyecto Software Libre Brasil, consultor de la Presidencia de la República de Brasil para la articulación de la sociedad civil en los temas de la sociedad de la información.

(14) Open Source (traducción de la expresión inglesa). Con opensource nos referimos a aquellos programas y contenidos de distribución y desarrollo libre.

(15) Sant Cosme en Xarxa fue una propuesta que daba continuidad a las acciones realizadas dentro del marco de una iniciativa europea EQUAL en el barrio de Sant Cosme de El Prat de Llobregat. Durante los años 2004 y 2005, FIAS diseñó e implementó el proyecto, dimensionando las acciones realizadas y otras nuevas hacia toda la comunidad. A partir de 2006, la falta de voluntad política provocó un cambio de orientación y ejecución del proyecto y se cambió la titularidad de la gestión.

(16) Red de terminales ligeros realizada con equipos reutilizados y sistemas operativos libres. El proyecto Ecoxips, mecánicos informáticos, desarrolló estas redes con material reciclado para Sant Cosme en Xarxa.

(17) En Sant Cosme en Xarxa se generaron los espacios de coordinación: comisión tecnológica y comisión educativa.