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Infancia en riesgo. Abusos sexuales a menores: la experiencia desde el mundo asociativo

Autoría:

Pilar Polo. Psicóloga de la asociación FADA para el Asesoramiento y la Prevención de los Abusos Sexuales a Menores.

Resumen

Este artículo recoge la experiencia de la asociación FADA referente a la protección de los niños en un tema muy concreto, los abusos sexuales durante la infancia y/o adolescencia.

¿Qué significa la protección al menor?

Desde la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas de 1989, quedan muy claras las razones por las que se debe proteger a los niños:

“Reconociendo que el niño, para conseguir un desarrollo pleno y armonioso de su personalidad, ha de crecer en un medio familiar, en una atmósfera de felicidad, amor y comprensión.”

Teniendo presente que, tal y como señala la Declaración de los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas de 20 de noviembre de 1959:

Mirada

“El niño, por razón de su inmadurez mental y física, necesita atención y salvaguarda especiales, y protección legal adecuada, tanto antes de su nacimiento como después.”

Por esta razón se acuerdan diversos artículos, sin embargo, para el tema que nos interesa, debemos prestar especial atención al artículo 19:

“Los estados miembros han de tomar todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra todas las formas de violencia física o mental, lesiones, abusos, abandono o trato negligente, maltrato o explotación, incluyendo los abusos sexuales, físicos o mentales, mientras está bajo la tutela de sus padres, tutores legales o de cualquier otra persona que tenga su tutela.”

¿Qué significa el abuso sexual?

La primera dificultad que existe cuando se habla del tema de los abusos sexuales es ponernos de acuerdo en la definición; nosotros proponemos la de Kempe, aunque existen otras:

Mirada

“La participación de niños y/o adolescentes, dependientes e inmaduros, en actividades sexuales que no están en situación de comprender, que no son apropiadas para su edad y su desarrollo psicosexual, para las que son incapaces de dar su consentimiento y que transgreden los tabúes y las reglas familiares y sociales.”
Kempe, 1978.

Cómo trabajar el tema de los abusos sexuales infantiles desde el mundo asociativo

Desde la asociación se intenta trabajar con la infancia desde un punto de vista integral. Es importante la prevención ya sea primaria, secundaria o terciaria.

En cuanto a la prevención primaria, la que significaría hacer una campaña de difusión general en la que se hablara de los abusos sexuales a menores, tendría como objetivo hacer tomar conciencia a la población de una realidad de la que no quiere oír hablar: nuestros niños pueden sufrir un tipo de maltrato con connotaciones sexuales. La sociedad ya oye hablar de esto, pero siempre piensa: “esto le pasa a aquella gente que son…”

Pero, ciertamente, los abusos sexuales ocurren con una frecuencia demasiado alta y en todas las clases sociales y económicas.

MiradaPor tanto, a la hora de hablar de prevención, desde la asociación hemos optado por dirigirnos a la secundaria y la terciaria. En cuanto a la prevención secundaria, los grupos diana sobre los que se trabaja no son directamente los niños, no por falta de ganas sino por la dificultad de acceder a este tipo de población de manera grupal; estos grupos diana son profesionales que trabajan directamente con niños y niñas y con padres, que son los responsables de la educación en general de sus hijos, y también de la educación afectiva y sexual.

Después estaría la prevención terciaria, que es cuando el problema ya se ha declarado, y por tanto cuando la situación abusiva ya se ha producido; en este punto se puede trabajar también en dos momentos: en el de la verbalización y posteriormente.

En el momento de la verbalización hay una serie de conductas que se deben evitar por parte de las personas receptoras de esta información:

  • MiradaCulpabilizar al menor del abuso
  • Negar que el abuso haya ocurrido, con preguntas del estilo: “¿Estás seguro?”
  • Expresar alarma, ya sea por el niño/a, ya sea por el abusador/a
  • Tratar al niño/a de manera diferente
  • Sobreprotegerlo

En cambio, hay otro tipo de conductas que debemos potenciar:

  • MiradaCreer al niño/a
  • Decirle que no es culpable
  • Hacer que se sienta orgulloso por haberlo explicado
  • Asegurarle que el abuso no se volverá a repetir y que no habrá represalias
  • Mostrarle afecto
  • Hablar de lo que ha pasado y del agresor/a
  • Comunicar el abuso a la familia y a Servicios Sociales

En cuanto al trabajo posterior a la verbalización y al primer momento de acogida, también se debe orientar de diversas maneras, siempre según el nivel de apoyo que tenga este niño.

Se puede hacer un tipo de trabajo educativo y a la vez de acogida; este trabajo consistiría en trabajar la auto-imagen corporal, la aceptación del cuerpo como algo bonito y con lo que nos sentimos contentos.

A la hora de hablar de la infancia en riesgo, pensamos en niños/as que tienen algunas características personales y/o sociales que los hacen más vulnerables a sufrir situaciones problemáticas.

En el caso del abuso sexual existen ciertos indicadores que pueden sernos de ayuda a la hora de prevenir ciertas situaciones abusivas, pero es muy importante que en el momento de analizar estos indicadores no pensemos que hay niños/as más susceptibles que otros a ser abusados; porque en el momento en que lo decimos estamos trasladando de alguna la manera la responsabilidad del acto abusivo del adulto al menor, y por tanto hemos de tener mucho cuidado al mantener estas observaciones.

Etiología del ASI

MiradaUna de las situaciones más importantes en la etiología del ASI es el silencio que acompaña al abuso. Existe un 30% de víctimas que no lo explican a nadie. Otras personas lo dicen muchos años después, incluso cuando el abusador/a ya ha muerto. Esto significa que muchas personas no reciben ayuda en muchos años.

Según las investigaciones, la mayoría de personas que verbalizan una situación abusiva lo hacen a un amigo o a la madre.

Obstáculos para poder identificar rápidamente el ASI:

  • Pocas veces tienen como resultado, lesiones.
  • No se puede detectar por signos externos, excepto por indicadores secundarios.
  • Niños y padres tienen dificultades a la hora de hablar de este tema.
  • Se puede convencer al niño de que el abuso es una forma normal de relación, aunque se pide que se mantenga en secreto.
  • Al niño se le ha enseñado a aceptar como bueno lo que dicen los adultos, por tanto esta conducta puede ser considerada normal.
  • Puede haber amenazas y esto puede provocar que el niño no verbalice lo que le está pasando.
  • El niño puede pensar que no le creerán y que incluso le castigarán por decir mentiras.
  • El niño puede sentirse culpable de lo que le está pasando.
  • Los padres no denuncian el caso por miedo a involucrar al niño en un proceso judicial.
  • Los padres pueden no denunciar el caso por el miedo al qué dirán.
  • Los padres pueden no creer al niño, sobre todo en casos de incesto.

MiradaLas víctimas de abuso sexual se consideran indefensas, sin valor, culpables y amenazadas por todas partes, sobre todo por aquellos que deberían ser sus protectores. Hay un sentimiento de abandono, de que los padres deberían haber sabido lo que pasaba y que los habrían tenido que proteger.

Esta es una de las consecuencias a largo plazo que desde la asociación observamos más a menudo, un rechazo de los padres, sobre todo de las madres porque no ayudaron a la víctima en aquel momento.

Por esta razón es muy importante que trabajemos con los niños/as y adolescentes para crear un espacio donde puedan verbalizar lo que ha pasado, así como los sentimientos.